viernes, 1 de mayo de 2015

Historia del vino (mitología griega)


La historia del vino se pierde en mitos y leyendas. según una antigua leyenda, hubo una vez en Persia un rey llamado Jamshid, a quien sus súbditos amaban entrañablemente muy en particular las mujeres de su harén, quienes para complacerlo le ofrecían racimos de uvas y fragancias inimaginables; con objeto de poder saborearlas después que la temporada concluía, el rey las guardaba en una vasija que colocaba en una habitación fresca.

En una ocasión, Jamshid se percató de  que las uvas habían estallado,  y que de ellas manaba un liquido espeso con un fuerte olor acre quien naba se relacionaba con la dulzura de sus frutos. el rey creyendo que el jugo se había convertido en veneno advirtió del supuesto peligrosa las mujeres de su harén.

No obstante una de ellas que había perdido los favores del rey decidió suicidarse; penetró en el recinto donde se encontraban las álforas, bebió el liquido y en el principio se sintió mareada, pero posteriormente el mareo se tornó en alegría desbordante razón por la cual decidió compartir su euforia con el rey. Lleno una jarra de licor y la ofreció a Jamshid, quién después de haber bebido el licor al igual que la cortesana, sintió en su cuerpo un llamado a la alegría y el deseo. Tal estado de ánimo les trajo como consecuencia que juntos danzaran, rieran y finalmente se amaran. Fue así como la cortesana reconquistó los favores del rey y la humanidad conoció los efectos de este preciado líquido.

La mitología griega señala a Dionisio, hijo de Zeus y de Zémele, como dios del vino y de la embriaguez. Era también protector de la artes, puesto a que creían que la embriaguez despertaba la inspiración. Dionisio corresponde a baco, el dios romano, en cuyo honor se celebraban las famosas bacanales. Baco representa, la divinización del divino y las fuerzas orgiásticas.

Entre los fenicios, la figura de Dionisio se corporizaban en "Adonis", cuyos amores con Venus inspiraban a Tiziano (célebre pintor del Renacimiento), para su famoso cuadro Bacanal (1518-1519, Museo del Prado).





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